Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una enfermedad clínica causada por una infección extrema de toxoplasma gondii, un parásito capaz de infectar a todos los animales de sangre caliente, incluyendo los humanos. No obstante, está asociado con los gatos porque el parásito solamente utiliza el intestino de felino (gatos salvajes o domésticos) para multiplicarse y poner huevos.

Los gatos suelen infectarse de parásitos al entrar en contacto con otro animal infectado o al comer carne cruda (pájaros o ratones). Al ingerir el parásito, el ciclo de infección intestinal del gato comienza. El parásito se multiplica en las paredes de los intestinos de los gatos hasta producir huevos, que los felinos finalmente echan de sus cuerpos en grandes cantidades en las heces, a lo largo de dos o tres semanas.

Son estas heces las que pueden resultar tan infecciosas para otros animales y humanos: al cabo de cinco días, los parásitos nacen dentro de las heces y pueden llegar a suponer un peligro para ellos. El parásito sabe resistir cambios climáticos y puede sobrevivir en la tierra o arena durante varios meses.

Lo normal es que los animales o humanos infectados por toxoplasma no den señales de estar infectados. Finalmente, el sistema inmunológico del animal o humano parará la infección por completo, y en este momento, el parásito entra en una etapa latente, formando quistes en los músculos y cerebro del ser afectado. Lo más probable es que estos quistes sigan inactivos durante toda la vida de la persona afectada.

La incidencia de toxoplasmosis en humanos no ha cambiado en los últimos años y sigue siendo una enfermedad poco frecuente.

La forma enquistada del parásito solamente suele dar lugar al desarrollo de la enfermedad toxoplasmosis en personas que ya tienen problemas inmunológicos.

La causas más frecuentes de infección por toxoplasma en los humanos son el contacto con arena y tierra infectadas por huevos del parásito o el hecho de ingerir carne infectada, especialmente el cordero o la carne de cerdo.

También se ha notado la presencia del parásito en algunas leches sin pasterizar, por ejemplo la leche de cabra. La infección congénita es la preocupación más grande en los humanos. Entre una tercera parte y una mitad de los bebés de madres infectados por toxoplasma en el embarazo nacen infectados. En términos generales, la infección del feto por  toxoplasma es menos común cuando la infección maternal ocurra en los primeros tres meses del embarazo, aunque si se da la infección es más grave. La infección del feto es más probable cuando la infección maternal ocurra en los últimos tres meses de embarazo, pero entonces la infección del feto es menos grave y muchas veces no genera síntomas. La gran mayoría de las madres infectadas durante el embarazo no muestra síntoma alguna de la infección.

Una mujer embarazada o una mujer que quiere quedarse embarazada puede minimizar su riesgo de infección por toxoplasma siguiendo las siguientes recomendaciones. En cuanto al gato, basta con que otra persona se encargue de limpiar su cajón de arena. Tan sencillo como eso. Si es sano, no hay razón alguna para desprenderse de él. El hombre se contagia normalmente al ingerir carne poco hecha o verdura mal lavada, muy rara vez por un gato.

  • No comer carne cruda o productos lácteos sin pasteurizar
  • Someter los gatos con los que tiene contacto a una prueba de toxoplasma. Si la prueba da negativo, lo más probable es que el animal es inmune, y por lo tanto no supondrá un foco de infección. Idealmente, se debe realizar estas pruebas antes de que la mujer se quede embarazada.
  • Proteger a los gatos de infección, al prohibirles el acceso a pájaros, ratones, carne cruda y productos lácteos s in pasterizar.
  • No cambiar la arena de un gato ella misma. La arena de los gatos debe cambiarse cada día o cada segundo día por otra persona, para eliminar la posibilidad de infección.
  • No entrar en contacto con gatos salvajes.
  • Utilizar guantes de goma al trabajar en el jardín.
  • Lavar bien la fruta y la verdura.

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